Nací en el 54; la muerte de Franco nos llenó de esperanza y me mandó a hacer la mili al sur: había miedo de conflicto. Votamos, había ilusión... Dije en una reunión de padres, fui maestro: "Ahora hay que arrimar el hombro...".Uno de los padres me respondió " José Luis, ten cuidado donde lo arrimas". Lamentablemente, tuvo razón. Nuestra ilusión se ha visto truncada.
"Del entusiasmo y la esperanza a la desilusión y el desasosiego"
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