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miércoles, 8 de febrero de 2023

4 CAMBIOS BIOLÓGICOS QUÉ NOS CONVIRTIERON EN HUMANOS


4 CAMBIOS BIOLÓGICOS QUÉ NOS CONVIRTIERON EN HUMANOS

La nuestra es la última especie superviviente de todas las que formaban parte del género humano. Y para entender cómo hemos llegado hasta aquí, y por qué somos como somos, veamos qué cambios y mutaciones se produjeron en nuestro género. En definitiva, qué nos separa biológicamente del resto de nuestros primos del Orden de los primates. 

1- ¡MIRA, SIN MANOS!  Durante el Plioceno nuestro planeta asistirá a varios cambios climáticos que originarán modificaciones en la vegetación de algunas regiones de África. Los primates que habitaban esas zonas (los antepasados del género humano) verán cómo lo que era una inmensa masa forestal se va viendo interrumpida por ardientes sabanas. Y en un momento dado vemos cómo, para ir de un bosque a otro, algunos primates se desplazan a dos patas. ¡Todo son ventajas evolutivas! Se cansan menos, regulan mejor la temperatura corporal y sobre todo pueden ver por encima de las altas hierbas si acecha algún depredador. Este bipedismo provocará a su vez profundos cambios en nuestra cadera, en nuestra columna, en el cráneo y en los pies. ¡Pero sobre todo nos dejará las manos libres para tareas más productivas!


2- PULGAR OPONIBLE: somos la única especie de primates que con la yema del pulgar puede tocarse las yemas del resto de los dedos. Gracias a esto estamos mandando cohetes a la luna. Y es que esta ventaja (conocida como “la pinza de precisión”) nos permitió la habilidad necesaria para manipular objetos pequeños y desarrollar herramientas complejas. Si a esto le sumamos el siguiente punto (con el que guarda mucha relación) entenderemos cómo empezó todo.

3- CABEZOTAS: tenemos un cerebro tres veces más grande de lo que se podría esperar para una especie de nuestro tamaño. Desde Lucy por ejemplo que tenía el cerebro del tamaño de un pomelo se recorrió un largo camino evolutivo hasta llegar al respetable melón que portamos ahora. Muchas son las hipótesis para explicarlo. Por ejemplo el poder “crear” cosas con las manos. O la incorporación regular de carne en nuestra dieta, gracias a la caza. O el asar esa carne y otros vegetales, facilitándonos la digestión y la asimilación de proteínas. No en vano con Homo erectus, que fue el primero en controlar el fuego, se produce un salto que multiplica X2 el tamaño del cerebro con respecto a las especies humanas que le precedieron.

4- ¿O SAPIENS O CUADRÚPEDOS? Portar este cabezón tiene como consecuencia directa que los humanos seamos seres altriciales. ¿Altri…qué? Una especie altricial es aquella en la que sus crías nacen indefensas y siguen así durante un tiempo prolongado. Que le pase eso a nuestros bebés tiene su origen en una cosa que se llama “el dilema obstétrico”: una mujer tiene una pelvis perfecta para caminar a dos piernas pero no para dar a luz a un bebé con el cerebro tan desarrollado como, se supone comparativamente, debería tener un miembro de nuestra especie al nacer. Solución evolutiva: un equilibrio entre un parto un poco más difícil (que en otros mamíferos) y un cerebro un poco menos desarrollado. ¿Cómo se convirtió la altricialidad en una ventaja cuando se supone que es todo lo contrario? La necesidad de que nuestros peques recibieran atención y cuidados hasta mucho más allá de la lactancia disparó el sentimiento de comunidad y concepto de cooperación entre aquellos primeros seres humanos. La llamada “hipótesis de la abuela” vino para quedarse y nos permitió salir adelante como género en condiciones muy difíciles.


* 15 cambios que nos hicieron humanos

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