Muchos años después, he vuelto a Sinués; significó retroceder a una infancia muy alejada. Mis veranos; me enviaban allí para recuperarme de algunos incidentes de salud, pasaban al compás de las faenas agrícolas, correteando con otros niños, foranos y del pueblo, y compartiendo la alegría de mi abuela Felipa. Recuerdo cuando me enseñaron a pescar a "uñeta", a coger té de roca y manzanilla; acudir, a la caída de la tarde, a la recogida de los rebaños y ver a las ovejas "enloquecer" por lamer la sal.
Ahora es un lugar de vacaciones ocupado por descendientes de los nacidos en el pueblo y por gentes atraídas por lo bello del lugar.
Aquel día, me enteré de que el pueblo estuvo diez años de luto, 10 años sin celebrar Las Fiestas en torno a la Virgen del Rosario que se celebran en octubre, por el grave accidente que ocurrió el viernes 28 de julio de 1967, que hizo desaparecer "mi mundo".
Ahora es un lugar de vacaciones ocupado por descendientes de los nacidos en el pueblo y por gentes atraídas por lo bello del lugar.
Aquel día, me enteré de que el pueblo estuvo diez años de luto, 10 años sin celebrar Las Fiestas en torno a la Virgen del Rosario que se celebran en octubre, por el grave accidente que ocurrió el viernes 28 de julio de 1967, que hizo desaparecer "mi mundo".
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