Dos días a la semana, voy a trabajar en tranvía.
El tranvía pertenecía al pasado, a mi infancia. Cuando la línea 32: Pinares de Venecia-Delicias formaba parte de nuestro paisaje. Mi barrio, Las Delicias, estaba situado en el extrarradio del poniente de una Zaragoza que, en los 60, empezaba a despertar de un letargo que parecía de siglos; aún resuena aquello de "¡Vamos a Zaragoza", cuando íbamos al centro a hacer alguna compra extraordinaria .
Nos gustaba ponernos detrás del "tranviario", que, siempre de pie, accionaba los mandos; nosotros imitábamos sus gestos, creyéndonos verdaderos aurigas; era la línea 5; yo la recuerdo como un convoy de 2 vagones verdes, inmensos en mis recuerdos infantiles. Después, soplaron "vientos de modernidad" y desaparecieron a la vez que mi infancia de agostaba.
Ahora, en el otoño de 2008, vuelvo a verlos en la ciudad de Antwerpen (Amberes) donde enseño Lengua y Cultura Españolas como maestro de la ALCE de Bruselas.
Así que ahora me permito el lujo de ir a trabajar los martes y los jueves en tranvía; un trayecto de unos 20 minutos que te permite tomarle el punto a la ciudad, observar a las gentes, leer... y, además, recuperar sensaciones que tenía perdidas.
¡Siempre andamos a vueltas con la madalena de Proust!
Soy un asiduo de la línea 2: Linkeroever-Hoboken.
Parece ser que los tranvías se introdujeron en San Francisco (EEUU) en 1873 como medio de transporte público.
Hacía mucho tiempo que no veía nevar; ayer, domingo 23 de noviembre de 2008, empezó a nevar aquí, en Amberes. Detrás de los cristales es bonito verla caer; aunque no la aprecio tanto cuando tengo que desplazarme: ¡nieve y coche no hacen buenas migas!
Las impresiones sobre mi estancia en Bélgica como maestro desde 1996 hasta 2002 , las recogí en una web http://maestroenbelgica.iespana.es/ ahora, cuando ya mis grupos de alumnos están estabilizados y todo comienza a funcionar de una manera más fluida, he comenzado a reflejar en esas páginas mi nueva etapa belga con una apartado que he titulado MAESTRO EN FLANDES
Asentados en Antwerpen, intentamos penetrar en esta ciudad silenciosa y acogedora. Ni el idioma que desconzco es una barrera para irme encontrando a gusto.
ne 576 m de longitud y unos 5 de ancho, profundiza hasta 32 metros bajo tierra. Da acceso peatonal al barrio de Linkeroever; el parque que rodea la salida de túnel, brinda una vista inesperada de Amberes: las torres y los principales edificios de la ciudad se te brindan con una prespectiva diferente.
El destino y la puntuación obtenida en el concurso de Méritos me han llevado a esta ciudad de Bélgica: Antwerpen, que, poco a poco, te va ganando y haciéndote sentir cómodo.
Hoy, 11 de agosto de 2008, he entregado mi coche a un centro de desguace; con él hemos hecho 350.000 km; vivido en 3 países y tenido experiencias de todos los colores... 
El 31 de julio 08, anduve por la Expo, 16 horas visitando pabellones, viendo espectáculos y relancionándonos con personas de diferentes orígenes.
