miércoles, 29 de marzo de 2017

martes, 28 de marzo de 2017

martes, 7 de marzo de 2017

sábado, 25 de febrero de 2017

Buscando el Lago Azul




Presentación




Esta ruta se complementa con la del  PUENTE DE LOS PICONEROS


Por el sur:


Por La Colina

Rutas de Córdoba en bici.

jueves, 23 de febrero de 2017

Las Córdobas del mundo


martes, 21 de febrero de 2017

Muerte de Cervantes.

El día 23 de abril de 1616, en la calle de León, en Madrid, acogido a la beneficencia de un clérigo, rodeado de gente pobre y de mujeres de mala reputación que cuidaron de él hasta el último momento, olvidado de la corte y de todos, un genio esclarecido, moría cristianamente.

Vestido con el hábito de la venerable orden tercera de San Francisco, en su última agonía, sobre el umbral de la puerta, rodeado por un haz de luz, vio la figura de un caballero que le miraba intrépido. Se diría de sus ojos que brillaban encendidos con el fulgor de la locura, pero en realidad lo que expresaban aquellos ojos era el brillo de la inmortalidad.

El moribundo grito en voz alta: “¿y éste qué?” y él mismo, de manera calmada, a sí mismo, dulcemente se respondía: “¿y a ti qué? si yo quiero que él se quede y tu vengas, ¿a ti qué?. Tú sígueme”.

Sus hermanos de profesión y otros que en aquel trance le cuidaban pensaron que deliraba, pero aquella sólo era su particular manera de rezar. Caballero andante de la palabra, recitaba el final del Evangelio de San Juan.

Kahaba de peregrinos, templo de ídolos o claustro de monjes cristianos, pliegos del Corán o tablas de la Ley, su corazón era ya pradera de gacelas. Cabalgaba sin llevar otro trote que aquel que su caballo quería, sin otra cabalgadura que la del amor: su única fe, su credo: LA PALABRA, su única ley.

Dicen que murió con el hábito de la fraternidad de los indignos esclavos del sagrado sacramento… de LA PALABRA, y verdad es que la sirvió, como el caballero a su dama. Dicen que se llamaba Miguel de Cervantes Saavedra