En el cementerio de San Rafael, también del siglo XIX, aunque algo más tardío que el de la Salud, lo primero que nos llama la atención es el cerramiento, realizado en reja y pilares de arenisca hoy pintados en color albero, resultando a la vez tradicional y acorde con el aspecto neoclásico de la fachada principal de entrada.
Este cerramiento da paso a un pequeño jardín interior previo al cementerio propiamente dicho en el que ya descubrimos, entre grandes eucaliptos, un gran ejemplar de árbol del amor (Cercis siliquastrum) y otro árbol que sin ser tan viejo, es sin embargo bastante raro en Córdoba: un azufaifo (Ziziphus lotus), árbol frutal más conocido antaño y frecuentemente usado como ornamental.