La cámara del fin del mundo
Así es como se conoce popularmente a esta estructura que se encuentra en la región noruega de Svalbard. Se trata de un búnker que puede resistirlo prácticamente todo, desde un terremoto a un bombardeo nuclear. Pero no está diseñado para albergar a personas, sino semillas. De hecho, es el mayor banco de este tipo que existe en el planeta. Y si el mundo se acabara mañana y la tierra siguiera siendo fértil, con lo que hay ahí dentro podríamos reconstruirlo.
El Banco de Semillas de Svalbard se inauguró en 2008 con el objetivo de tener una copia genética de todos los cultivos que nos sirven de alimento, aunque también hay miles de otras especies no comestibles preservadas en su interior. Construirlo costó unos nueve millones de euros y funciona como la cámara blindada de un banco tradicional. Cada país que quiera puede disponer de un espacio en este lugar y reclamar sus semillas cuando lo considere necesario.
De hecho, Siria ya lo ha hecho, porque tras la guerra perdió todas las copias genéticas que tenía en su banco nacional de semillas, situado en la ciudad Alepo. Así que para reconstruirlo solicitó la devolución de las muestras que había depositado años antes aquí, donde además hay otras 148.000 variedades de cultivos adaptados a zonas áridas, por poner sólo un ejemplo.