Creía haberlo hecho bien en la vida y, ahora, a los 68 pronto, me doy cuente que la vida no tiene premios.
Porque aprender a perder es aprender a vivir.
Dos hijos, sanos, con su estudios universitarios acabados, hablando dos idiomas además del castellano...,¡ya está, hemos llegado...!; pero no.
La edad nos ha consumido las expectativas y la vejez asoma inquietante: deterioro físico y soledad.
La vejez es la única cosa que llega sin tener que esforzarnos para conseguirla”, dijo Cicerón.
Hoy está nublado, quizá el día gris influye en mi pesimismo...