jueves, 15 de diciembre de 2022
Pasiones carnales
La trastienda de la historia de España está llena de jugosos episodios, repletos de pasiones carnales, que alteraron el curso de los acontecimientos o los cambiaron por completo sin que oficialmente se reconozca.
Marta Robles ha revisado nuestra historia en busca de todas esas aventuras amorosas y sexuales que protagonizaron reyes, reinas, mandatarios y otros poderosos: desde Rodrigo, el último rey visigodo, hasta Alfonso XIII, pasando por los demás representantes de las dinastías Astur, Borgoñona, Trastamara, Habsburgo y Borbón.
El resultado demuestra que, lejos del puritanismo de la historia oficial, sus protagonistas -acompañados por sus consejeros, validos, ministros, cortesanos, esposas, concubinas e hijos legítimos o ilegítimos- no solo batallaron y gobernaron, sino que además gozaron y se divirtieron mucho más que el resto de los mortales. Y también que todos ellos, como cuantos no tienen poder ni riquezas, fueron vulnerables al amor y a los arrebatos incontenibles de la carne.
Un libro lleno de sorpresas y curiosidades íntimas –a veces subidas de tono-, con frecuencia interpretadas por personajes insospechados.
Las carreteras más turísticas de Mallorca las levantaron presos del franquismo mediante trabajos forzados
Annie Ernaux. Pura pasión
«A partir del mes de septiembre del año pasado, no hice otra cosa que esperar a un hombre: que me llamara y que viniera a verme»; así empieza la historia sobre la pasión de una mujer culta, inteligente, económicamente independiente, divorciada y con hijos ya mayores, que pierde la cabeza por un diplomático de un país del Este «que cultiva su parecido con Alain Delon» y siente especial debilidad por la buena ropa y los coches aparatosos. Si el tema que da lugar a esta novela es aparentemente trivial, no lo es en absoluto la vida que lo alienta. Muy pocas veces antes se había hablado con tan descarnado descaro, por ejemplo, del sexo masculino o del deseo que idiotiza, que trastoca. La escritura aséptica y desnuda de Annie Ernaux consigue introducirnos, con la precisión de un entomólogo que observa un insecto, en el febril, extasiado y devastador desvarío que cualquier mujer —¿y cualquier hombre?—, en cualquier lugar del mundo, ha experimentado sin duda al menos una vez en su vida.