'Juro por los médicos y Esculapio, y por Higiea y Panacea, y por todos los dioses y diosas, poniéndolos de jueces...' [1], así comienza el juramento hipocrático. Ahora bien, ¿sabemos realmente qué implica jurar por Higiea y Panacea?
Según la mitología, Asclepio, el dios de la salud por antonomasia en la civilización griega, era hijo de Corónide, una bella mortal, y de Apolo, uno de los dioses más importantes del panteón griego. Asclepio tuvo varios hijos, entre ellos Higiea y Panacea. Higiea era la diosa de la curación, la limpieza y la sanidad; de su nombre deriva el término 'higiene' [2]. A esta diosa habitualmente se la representaba como una mujer joven que alimenta a una gran serpiente enroscada en torno a su cuerpo. Esta divinidad se asoció con la prevención de la enfermedad y la continuación de la buena salud [2]. Por su parte, Panacea era la diosa de la salud; su nombre se compone de pan ('todo') y akos ('remedio'), por lo que 'panacea' significa literalmente aquello que es 'capaz de curar diversas enfermedades'.