Estoy a vueltas con el libro de Muñoz Molina.
Yo tenía 21 años cuando Franco murió; en una Reunión de padres se me ocurrió decir: Ahora habrá que arrimar el hombro". Un padre de alumno; maestro de formación pero trabajador de la banca; me contestó: "José Luis, mira donde lo arrimas"
Casi 40 años después, me queda un regusto de fracaso y de decepción: creo que se han aprovechado de la ilusión y de la esperanza que surgió en el corazón de tantos millones de nosotros que sólo queríamos hacer de España un país más culto y más justo.
Es un libro escrito con gran claridad y bastante rabia. Muñoz Molina denuncia con inquina los excesos, corrupciones y traiciones que desembocaron en la actual crisis española. Ilustra su relato tanto con experiencias personales como con multitud de titulares y artículos del diario El País repasados en los archivos del periódico durante el verano de 2012.
El título del libro alude a la alucinación colectiva que habríamos vivido los españoles hasta 2008 y bajo cuyos efectos creímos que los cimientos de nuestra economía y progreso eran sólidos cuando no eran más que humo. P. MANGLANO
Otro libro en el mismo lamento es el de José Antonio Labordeta.
He puesto sobre mi mesa
todas las banderas rotas
las que nos rompió la vida
la lluvia y la ventolera
de nuestra dura derrota.
Rota permanece aquella
que levantamos al cielo
pensando que la justicia
crecería como un vuelo
de gaviotas en el mar
y vimos cómo al final
sólo nos quedó el recuerdo
de un mástil desarbolado
y unos jirones de tela
rotos por el vendaval.