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lunes, 26 de junio de 2023

Pañuelos ejeanos

 Aprendiendo en el Súper, aprender economía.


martes, 23 de mayo de 2023

Dulcesol

 

 * 
Aprendiendo en el Super.

viernes, 19 de mayo de 2023

Merluza

 Aprendiendo en el Super.

sábado, 13 de mayo de 2023

Dr. Oetker

Aprendiendo en el Super.

viernes, 12 de mayo de 2023

Estrella del Sur

Aprendiendo en el Super.

viernes, 5 de mayo de 2023

Cuscús

Aprendiendo en el Super.

Alcuzcuz

miércoles, 15 de marzo de 2023

Zonas de pesca FAO

Aprendiendo en el Súper.

 * Grupo Nudisco

jueves, 2 de febrero de 2023

Galantina

Aprendiendo en el Super



domingo, 25 de diciembre de 2022

Madame du Barry

 Aprendiendo en la mesa

* Madame du Barry

sábado, 10 de diciembre de 2022

Aprendiendo de dónde vienen las gambas

 * Aprendiendo comprando: ¿dé dónde son las gambas?

viernes, 2 de diciembre de 2022

Batallé

 Aprendiendo en el mercado

sábado, 15 de octubre de 2022

Aprendiendo en los Grandes Almacenes

Fabricado en China, vendido en la zona euro, Polonia y Arabia Saudita y otros países árabes.
 * La moneda polaca se llama ZLOTYque significa "de oro". Sus siglas bancarias son PLN. Un zloty equivale a cien groszy (céntimos de zloty). Las monedas se dividen en 1, 2 y 5 zloty; 1, 2, 5, 10, 20 y 
50 groszy.

 *El código de la divisa Riyals de Arabia Saudita es SAR. El símbolo de esta divisa es ﷼.

martes, 3 de mayo de 2022

Aprendiendo en el frutero de mi barrio.

 Aprendiendo en el Super y en el frutero de mi barrio.

Sorprenden las nuevas frutas y variedades que aparecen en la tienda.

Se puede aprender mucha geoeconomía.

* Mandarina Gold nugget.      * Tipos de mandarinas . * Clememiel

* Naranjas

Cebolla dulce la cebolla que "no pica"

Uva Red Globe                  * Uvas

martes, 24 de agosto de 2021

Cerveza del Mercadona

 Al tomar esta cerveza, me trasladé a Gante. El sabor era el mismo. 

El Mundo se ha reducido.

Aprendiendo en el Super.




jueves, 3 de junio de 2021

Freshmax

 Aprendiendo en el Super.

* Manzana Royal Gala

El Código PLU es un número de 4 o 5 dígitos, usado primordialmente en el mercadeo de frutas y verduras frescas. Típicamente aparecerá en una etiqueta pequeña, que es aplicada a una sola pieza. El Código PLU identifica a las frutas y verduras con base en el grupo de producto, la variedad y el tamaño.

4174 enza ROYAL GALA NUEVA ZELANDA [manzana]



jueves, 27 de mayo de 2021

Aprendiendo geografía en el super

Aprendiendo en el  Super.

Tengo tiempo, estamos en pandemia...Aprenderé en el Súper.



Hinojo polaco


PIPAS ISRAEL

GARBANZOS MÉXICO


PIMIENTOS PERÚ


Langostinos Ecuador.



ARROZ DE ALCALÁ DE LOS GAZULES

 

CACAHUETES  USA

 

Sardinas con tomate. Croacia.



 

 

 

 



jueves, 18 de junio de 2020

Aprendiendo geografía en el super

Té polaco
Pepinillos turcos
Yogurt francés
Cereales belgas
Judías marroquíes
Cere9ales, belgas.
Pepinillos, turcos
Yogur, francés
Té, polaco
Judías, marroquíes
Sardinillas croatas..

Aprendiendo en el Super.



martes, 22 de septiembre de 2009

¡GRACIAS, HERMANOS AMERICANOS!

En el curso 2007-2008, se unió a mi grupo de alumnos de Sexto de Primaria una niña procedente de Ecuador, concretamente de Guayaquil, se llama Ingrid. Anda ahora en 2do de ESO. Sorprendió por su acento, sus modales y su rico castellano. Una cría que tuvo, desafortunadamente, que sobreponerse al rechazo de parte de sus compañeras que no supieron acogerla como merecía y darle el calor que se necesita cuando llegas a tierra extraña.

Y al leer este artículo de Rosa Montero, acudió a mi memoria la experiencia que significó ayudarle a integrarse en nuestro país.

Aprendiendo modales en el supermercado

Rosa Montero

Hace algunos días, una amiga mía estaba haciendo cola delante de la caja de un supermercado. Era una hora punta y había mucha gente. Cuando llegó su turno, mi amiga, que ya había vaciado su cesta sobre la cinta, dijo: “Buenas tardes”. La cajera, una chica de aspecto andino, levantó sobresaltada la cabeza de su afanoso marcar y marcar. “Ay, señora, perdone, buenas tardes”, dijo con su suave acento ecuatoriano: “Es que una termina perdiendo los modales”. Y, mientras cobraba, le contó a mi amiga que llevaba cinco años en España y que, cuando llegó, se le habían saltado las lágrimas en más de una ocasión por la rudeza del trato de la gente: no pedían las cosas por favor, no daban las gracias, a menudo ni contestaban sus saludos. “Al principio pensaba que estaban enfadados conmigo, pero luego ya vi que eran así”.

De todos es sabido que el español tiene modales de bárbaro. Aún peor: consideramos nuestra grosería un rasgo idiosincrásico y hasta nos enorgullecemos de ella. “Somos ásperos pero auténticos”, he oído decir en más de una ocasión. Y también: “Es mejor ser así que andarse con esas pamemas hipócritas y cursis que se gastan otros pueblos”. Y por pamemas cursis nos estamos refiriendo pura y simplemente a la buena educación. En muchas cosas, por desgracia, seguimos siendo un país de pelo en pecho al que le gusta alardear de ser muy macho.

Resulta sorprendente que nos hayamos convertido en un pueblo tan áspero y tan zafio, porque, en mi infancia, a los niños se nos enseñaba todavía a saludar, a dar las gracias, a ceder el asiento en el autobús a las embarazadas, a sostener la puerta para dejar pasar a un incapacitado, por ejemplo. Hoy todos esos usos corteses, esas convenciones amables que las sociedades fueron construyendo a lo largo de los siglos para facilitar la convivencia, parecen haber desaparecido en España barridas por el huracán del desarrollo económico y de una supuesta modernización de las costumbres. En no sé qué momento de nuestra reciente historia se llegó a la tácita conclusión de que ser educado era una rémora, una práctica vetusta e incluso un poco de derechas. Me temo que defender los buenos modales, como hago en este artículo, puede parecerles a muchos una reivindicación casposa y obsoleta. Pero en realidad los buenos modales no son sino una especie de gramática social que nos enseña el lenguaje del respeto y de la ayuda mutua. Alguien cortés es alguien capaz de ponerse en el lugar del otro.

Dentro de esta educación en la mala educación que estamos llevando a cabo de modo tan eficiente, son los chicos más jóvenes quienes, como es natural, aprenden más deprisa. No sólo es bastante raro que un muchacho o una muchacha levanten sus posaderas del asiento para ofrecerle el sitio a la ancianita más renqueante y temblorosa que imaginarse pueda, sino que además empieza a ser bastante común ver a una madre por la calle cargada hasta las cejas de paquetes y flanqueada por el gamberro de su hijo adolescente, un grandullón de pantalones caídos que va tocándose las narices con las manos vacías y tan campante.

Algunas de estas madres llenas de impedimenta y acompañadas de hijos caraduras son emigrantes, lo que demuestra la inmersión cultural de la gente extranjera: las nuevas generaciones crecidas aquí enseguida se hacen tan maleducados como nosotros. Pero, por fortuna, también sucede lo contrario. Quiero decir que, en los últimos años, muchos de los trabajos que se realizan de cara al público, como los empleos de cajero o de dependiente en una tienda, han sido cubiertos por personas de origen latinoamericano. Dulces, amables y educados, esas mujeres y esos hombres siguen insistiendo en dar los buenos días, en pedir las cosas por favor y en decir gracias. Algunos, sobre todo aquellos que vinieron hace años, como la cajera que se encontró mi amiga, tal vez hayan relajado un poco su disciplina cortés, contaminados por nuestra rudeza. Pero la mayoría continúa siendo gentil con encomiable tenacidad, y así, poco a poco, están ayudando a desasnar al personal celtíbero. ¿No se han dado cuenta de que estamos volviendo a saludar a las dependientas? Yo diría que en el último año la situación parece haber mejorado. Las colas de los supermercados, con sus suaves y atentas cajeras latinoamericanas, son como cursillos acelerados de educación cívica. Quién sabe, quizá los emigrantes consigan civilizarnos.