Las peculiares fuentes de forma cilíndrica montadas en diversas plazas y calles de Roma, denominadas popularmente por los romanos con el nombre de "nasoni", le ofrecen la posibilidad de satisfacer la sed en forma gratuita.
Además de las fuentes monumentales más conocidas, las calles y parques de Roma están poblados de aproximadamente 2500 surtidores desde los cuales sale el agua día y noche. Los más comunes son los conocidos como "Nasoni" (narizones), especie de hidrantes cilíndricos de metal (hierro fundido o acero) desde los cuales brota el agua a través de un tubo de acero curvo que los romanos vieron como una gran nariz, de allí su nombre. Los primeros surtidores de este tipo se construyeron en 1872, principalmente en los nuevos barrios, durante el primer gobierno municipal de la capital de la Italia unificada, cuyo alcalde fue Luigi Pianciani.
Además de los "Narizones", sobreviven todavía, para deleite de los ojos y para refrigerio de los romanos y turistas, muchísimas fuentes, no monumentales en sus dimensiones, pero históricas. En algunas estaba expresamente prohibido dar de beber a asnos, caballos, perros y cabras
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