Sisallos, orgazas, ontinas o retamas prosperan en la estepa aragonesa sin apenas agua: aprovechan el rocío y se mantienen hidratadas.
Muy listas. En el desierto aragonés de Monegros llueve menos que en el Sahara, la temperatura cae por debajo de los cero grados en invierno, las nieblas lo convierten en un paisaje helado durante semanas y en verano el sol es cruel y abrasa todo tipo de vegetales. Pero hay plantas que prosperan en esas tierras, algunas de ellas endémicas, como el asprón, que crece en las estepas aragonesas desde hace miles de años; otras son las típicas especies desérticas, como sisallos, retamas, ontinas, orgazas… Estas plantas logran aguantar la falta de agua mediante originales sistemas que evitan la evaporación: sus hojas son muy pequeñas, porque saben que tienen la luminosidad garantizada, y tan delgadas que los rayos del sol no las abrasan ni resecan. A veces, esa delgadez las convierte en espinas, mecanismo que también les ayuda a sobrevivir del ataque de los depredadores herbívoros. Las raíces suelen ser enormes, mucho más de lo que parece a simple vista, para captar la mayor cantidad de agua. Y el crecimiento es lento: solo prosperan si saben que pueden mantener más parte vegetal.
Ontina. Para esta planta, el verano es momento de descanso. Tanto calor e insolación la llevan a aletargarse hasta que llega el bendito septiembre. La bajada de temperaturas y el aumento de la humedad le llevan a florecer y hacer brotar innumerables hojas, aprovechando hasta que llegue el invierno.
Sisallo. Esta planta es la responsable de que en otoño parte del paisaje estepario se torne púrpura. Aprovecha el otoño para florecer con diminutos pétalos rosados. Esta planta soporta las temperaturas extremas controlando su respiración, cerrando o abriendo los estomas de las hojas
Orgaza. El secreto de la orgaza está en sus hojas. Tienen un color gris blanquecino y su cubierta les ayuda a evitar una evaporación excesiva, de manera que aguantan el calor, la sequía o el frío intenso sin sufrir demasiado. Gracias a estas hojas, también soportan los vientos fuertes.