«Yo vi también lo del 4 de junio, porque me fui arrastrando por la calle de la Paja, y vi a Artillera cuando dio fuego al cañón del 24»
Zaragoza no se rinde. La reducirán a polvo: de sus históricas casas no quedará ladrillo sobre ladrillo; caerán sus cien templos; su suelo abrirase vomitando llamas; y lanzados al aire los cimientos, caerán las tejas al fondo de los pozos; pero entre los escombros y entre los muertos habrá siempre una lengua viva para decir que Zaragoza no se rinde".
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