domingo, 11 de febrero de 2024

Higea y Panacea


'Juro por los médicos y Esculapio, y por Higiea y Panacea, y por todos los dioses y diosas, poniéndolos de jueces...' [1], así comienza el juramento hipocrático. Ahora bien, ¿sabemos realmente qué implica jurar por Higiea y Panacea?

Según la mitología, Asclepio, el dios de la salud por antonomasia en la civilización griega, era hijo de Corónide, una bella mortal, y de Apolo, uno de los dioses más importantes del panteón griego. Asclepio tuvo varios hijos, entre ellos Higiea y Panacea. Higiea era la diosa de la curación, la limpieza y la sanidad; de su nombre deriva el término 'higiene' [2]. A esta diosa habitualmente se la representaba como una mujer joven que alimenta a una gran serpiente enroscada en torno a su cuerpo. Esta divinidad se asoció con la prevención de la enfermedad y la continuación de la buena salud [2]. Por su parte, Panacea era la diosa de la salud; su nombre se compone de pan ('todo') y akos ('remedio'), por lo que 'panacea' significa literalmente aquello que es 'capaz de curar diversas enfermedades'.

Durante siglos, las sociedades prefirieron la dualidad Asclepio/Panacea, es decir, el enfoque de la salud entendido como curación quirúrgica (Asclepio) o farmacológica (Panacea): el ser humano aprende a dominar las enfermedades a través del conocimiento de las plantas o minerales y de la tecnología quirúrgica. Este hecho se traduce en el momento actual en la búsqueda de nuevos fármacos, vacunas o tecnologías que permitan llegar a diagnósticos más precisos.

La otra vertiente de la salud, la cara oculta, es Higiea, la cual ha permanecido postergada porque no enseña fórmulas nuevas ni curas milagrosas; muy al contrario, Higiea enseña el camino de la moderación y la razonabilidad. Sin embargo, la crisis económica actual ha facilitado que los médicos defendamos aquellas formas de conducta reguladas por el ethos, esto es, el elemento implícito, pero no obligatorio, para conducirnos en la vida. Sin embargo, no debemos engañarnos: las condiciones que plantea Higiea, entre ellos realizar cambios en el estilo de vida, no son nada sencillas y en numerosas ocasiones no nos gustan.

En estos momentos, ¿por qué debemos abogar por Higiea o por Panacea? En cierta ocasión, el político estadounidense Benjamín Franklin (1706-1790) afirmó que 'una onza de prevención vale tanto como una libra de curación'. Recordemos que una onza equivale a 28,35 gramos, y una libra, a 453,54 gramos.

Para terminar, nos quedamos con una frase de George Bernard Shaw que aparece en su obra teatral El dilema del médico: 'utilice su salud lo mejor que pueda y no trate de vivir eternamente, no lo conseguirá'.


Juro por Apolo médico, por AsclepioHigía y Panacea, por todos los dioses y todas las diosas, tomándolos como testigos, cumplir fielmente, según mi leal saber y entender, este juramento y compromiso:

Venerar como a mi padre a quien me enseñó este arte, compartir con él mis bienes y asistirles en sus necesidades; considerar a sus hijos como hermanos míos, enseñarles este arte gratuitamente si quieren aprenderlo; comunicar los preceptos vulgares y las enseñanzas secretas y todo lo demás de la doctrina a mis hijos y a los hijos de mis maestros, y a todos los alumnos comprometidos y que han prestado juramento, según costumbre, pero a nadie más.

En cuanto pueda y sepa, usaré las reglas dietéticas en provecho de los enfermos y apartaré de ellos todo daño e injusticia.

Jamás daré a nadie medicamento mortal, por mucho que me soliciten, ni tomaré iniciativa alguna de este tipo; tampoco administraré abortivo a mujer alguna. Por el contrario, viviré y practicaré mi arte de forma santa y pura.

No tallaré cálculos sino que dejaré esto a los cirujanos especialistas.

En cualquier casa que entre, lo haré para bien de los enfermos, apartándome de toda injusticia voluntaria y de toda corrupción, principalmente de toda relación vergonzosa con mujeres y muchachos, ya sean libres o esclavos.

Todo lo que vea y oiga en el ejercicio de mi profesión, y todo lo que supiere acerca de la vida de alguien, si es cosa que no debe ser divulgada, lo callaré y lo guardaré con secreto inviolable.

Si el juramento cumpliere íntegro, viva yo feliz y recoja los frutos de mi arte y sea honrado por todos los hombres y por la más remota posterioridad. Pero si soy transgresor y perjuro, avéngame lo contrario.

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