En el Balneario de La Virgen en Jaraba, recordé este librito de Hermann Hesse.
En las Hoces del río Mesa, te empequeñeces: las altas pareces y lo estrecho del barranco impresionan.
En este barranco, no tenemos cobertura para el teléfono; la sensación es la de no saber qué pasa fuera; da tranquilidad y un cierto temor.
Hemos encontrado personas con historias de lucha; gentes que se establecieron en tierras extrañas y edificaron historias integradoras de experiencias de desarraigo. Mestizajes surgidos en aquella España.
Se ha marchado el grupo que nos integró en su seno; hemos hecho propuesta de mantener el contacto...
El menú refleja la situación geográfica del balneario, comimos migas, borraja, melocotones , truchas...
Lunes,
El viaje de regreso lo hicimos de un tirón.
He vuelto al libro de H. Hesse.
Recuerdo a la empleada que trabajaba en nuestra planta, se mostró muy cercana; nos pareció magrebí de origen por su acento.
Una mañana, saludó a Mariví con un beso. La mañana siguiente, nos regaló una bolsa con nísperos recogidos de los árboles del balneario.
La mayoría de los huéspedes parecía no necesitar curas específicas. El programa parece centrado en vacaciones más que en lo terapéutico
En las hoces cercanas, descubrimos nogales, cosa que nos extrañó por lo seco del terreno: las vimos sobre todo en La Hoz Seca.
¿De qué vivían las gentes de Jaraba?
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