sábado, 19 de junio de 2021

Reabre el Palacio de los Páez

 * Reabre el Palacio de los Páez

* El Museo Arqueológico en el blog

La portada se concibe casi como un arco de triunfo. El medio punto alberga a dos tenantes que flanquean el blasón, timbrado por un casco adornado con lambrequines. Junto a estos tenantes, unos centauros sostienen sus escudos.

La mala calidad de la calcarenita ha ocasionado un deterioro muy avanzado del conjunto que dificulta y en algunos casos imposibilita la identificación de motivos.. La presencia de jinetes y lanceros podrían estar aludiendo a la defensa de la fe frente a los reformistas, pues estuvo a punto de ir al segundo encuentro en Trento. Sebastián identifica con ciertas dudas los dos personajes que flanquean la portada, tratándose, según él, de Escipión y Alejandro Magno.

En el entablamento se representan dos parejas de personajes sentados o recostados y putti. Otros elementos repartidos por la portada son los propios de la panoplia para aludir a los hechos de armas. En nuestra opinión, las alegorías de las virtudes cardinales que deben adornar al buen guerrero –no identificadas hasta ahora– completan el mensaje iconográfico. Así, en el tondo que preside el dintel de la puerta, una mujer sujeta en la mano izquierda un objeto – posiblemente un espejo- y en la contraria lo que parece ser un freno. En tal caso, podría tratarse de una doble alegoría de virtudes, la prudencia –el espejo– y la templanza –el freno–, que ayuda a sujetar las pasiones. Dos putti se aproximan a ella sobre caballos cuyas colas se transforman en guirnaldas. En las jambas hay otras dos figuras femeninas de medio cuerpo. La de nuestra izquierda sostiene un trozo de columna, que identificamos como la Fortaleza, mientras que la opuesta se inclina hacia ella elevando el brazo diestro, posiblemente empuñando la espada que ha desaparecido, siendo en tal caso la Justicia. Sendos yelmos con lambrequines por encima de estas dos figuras acentúan el carácter militar del mensaje. Hércules era símbolo de la virtus, un modelo a seguir; adoptado por los monarcas hispanos como El programa iconográfico se completa con la representación heráldica. 


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