Alejandro Ibáñez Castro . Miércoles, 8 de junio de 2011.
EL DÍA DE CÓRDOBA
CÓRDOBA y su provincia han sido protagonistas estos días de un nuevo capítulo del programa Un país para comérselo, cuyo equipo, capitaneado por Juan Echanove, Imanol Arias y Tonino Guitián, han grabado con Grupo Ganga Producciones algunas de las singularidades de nuestro territorio desde el punto de vista cultural, trufando los recursos de nuestro pasado milenario, desde la prehistoria de la Cueva de los Murciélagos de Zuheros a los conventos de Palma del Río, con todo tipo de placeres culinarios y que servirá, sin duda, para atraer más visitantes y convertir a Córdoba y su provincia en algo más que un city break. La gastronomía cordobesa aparecerá, como es lógico, en una serie de platos, no todos porque sería imposible, pero que muestran la inteligencia de nuestros abuelos que durante siglos supieron ir recogiendo lo mejor de cada una de las culturas que se asentaron en estas tierras mostrando, por ejemplo, la verdadera historia del llamado flamenquín cordobés que, como todo el mundo sabe, vino al mundo en Bujalance, pueblo grande y noble. Resulta que los romanos se asentaron en aquellas ricas tierras para cultivar olivos y extender, entre otras cosas, la costumbre de comer cerdo de todas las maneras posibles. Algún tiempo después se vinieron los musulmanes, que construyeron el castillo, la Torre de la Serpiente, Bury al - Hans y que, curiosamente, fueron los que inventaron los platos fritos. Así, los primeros cristianos de Bujalance, sabios y cultos, tomaron lo mejor de los romanos, el cerdo y la técnica de la fritura de los musulmanes, incorporando el empanado, una técnica culinaria con la que se forma una capa que protege al alimento que se va a freír. Sin esta capa de protección el alimento quedaría demasiado seco y poco jugoso. Un plato inteligente, sin duda.