CÓRDOBA / 1.124 AÑOS DE SU NACIMIENTO
Abderramán III, el
tótem del Califato de Córdoba
Día 07/01/2015 - 12.59h
Erigió Medina Azahara y dominó dos tercios de
la Península, el norte de África y gran parte del Mediterráneo occidental
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Los cronistas lo describen como de baja
estatura, tez blanca, ojos azules y algo pelirrojo, rasgos estos últimos que
provienen de su madre vascona En este mes de enero (este miércoles 7) se
cumplen 1.124 años del
nacimiento del gobernante más importante de la
Córdoba musulmana.
Su nombre, Abderramán III (891-961), primer
Califa cordobés, y constructor
de la ciudad palatina de Medina Azahara, cuyo yacimiento arqueológico es
hoy uno de los patrimonios más sobresalientes de Córdoba.
De la dinastía Omeya, Abderramán III era
nieto de Abd Allah, séptimo emir independiente de Córdoba, y ascendió al trono
en 912. Los cronistas lo describen como de baja
estatura, tez blanca, ojos azules y algo pelirrojo, rasgos estos últimos
que tienen su origen en su madre vascona.
Rápidamente
logra éxitos militares frente a los reinos cristianos, fijando las fronteras al
norte del Duero y del Ebro, y contra revueltas internas, en especial la
liderada por Omar ben-Hafsún, a la que aplasta.
Su
Califato será respetado por Bagdad y por el Imperio Germánico, que le envían
embajadores, igual que los reinos cristianos españoles.
Asímismo, Córdoba será aliada militar del
Imperio Bizantinocontra un enemigo común, los fatimíes de Egipto, que
atacaban por igual el sur de Italia y las costas andalusíes.
Prueba de esa alianza será el envío de mosaicos y expertos para
su colocación en la Mezquita Aljama cordobesa por
el emperador Nicéforo II Focas y la venida a Córdoba de un embajador, recibido
y agasajado con todos los honores por Alhaken II en Medina Azahara, tal y como
narran los cronistas cordobeses de la época.
Aunque Abderramán III amplió el patio de
abluciones y construyó un alminar en la Mezquita, su gran obra es Medina Azahara,
a cinco kilómetros de Córdoba, en la falda de la Sierra. Ocupó un rectángulo
amurallado de 1.500 metros de largo por 745 de ancho, con salones,
residencias, edificios oficiales y espacios de recreo.
Se trajeron
mármoles de Cabra y Tarragona, maderas de Cartago y Túnez y mosaicos de
Constantinopla, trabajando más de 10.000 obreros. Se iniciaron las obras
entre los años 936 y 940.
La leyenda atribuye su nombre al deseo de Abderramán
III porsu favorita, una
cautiva cristiana llamada Azahara, a quien dedicó una estatua y por quien
plantaría de almendros la ierra para que, al florecer, complaciesen la añoranza
que su amada tenía de la nieve.
En realidad, la motivación que guió a
Abderramán III para edificar Medina Azahara, fue escenificar la visualización del poder del nuevo
Califato de Al-Ándalus.
«La
Ciudad Brillante» sería la traducción más correcta del nombre de Medina
Azahara. Allí se trasladó la corte y hasta allí llegaban caravanas de Oriente y
embajadores.
Aquellas audiencias llevaban la marca de la
ceremonia y el protocolo de la corte cordobesa, muy influida por la
bizantina, y se adornaban con recitales poéticos y lujosos regalos de caballos,
joyas, armas y ricos vestidos de honor.
Abderramán III murió en 961,
sucediéndole su hijo Alhaken II. En 1010, durante la guerra civil que puso fin al Califato, los bereberes destruyeron Medina
Azahara, aprovechándose luego solo como cantera de lujo. Llegó a perderse
hasta el recuerdo de su nombre y el lugar exacto de su emplazamiento.
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